El ex-monasterio de Santa Fe fue dividido para su venta y tuvo varios dueños a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. La mayor parte de los terrenos intramuros y la mitad de los edificios, incluida media iglesia, pertenecían a comienzos del siglo XX a don Jorge Jordana Mompeón, empresario agropecuario y presidente de la Casa de Ganaderos de Zaragoza. En 1919 José García Mercadal visitó el ex-monasterio y así lo describía en el diario La correspondencia de España:
“He aquí que un apretujamiento de casas concierta nuestra atención. Sobre él yérguese el alerta de una torre de ladrillo, y junto a la torre la rechonchez de una cúpula coruscante bajo el beso del sol. Santa Fe. También aqui nos salen al paso recuerdos de otro tiempo mejor. Triste destino el de los pueblos que han sembrado su suelo de recuerdos que ya no son ni sombra de realidades. Aquí la fe hizo grandeza y poderio, en lo que hoy apenas sí son ruinas. Esperamos que mañana los hombres modernos hagan de lo que fue convento importante granja agrícola. En camino se está… “
José García Mercadal
Eran otros tiempos y otras mentalidades y tanto García Mercadal como Jordana veían ya los edificios de Santa Fe como meros continentes de una explotación ganadera. Sin embargo, el respeto por las arruinadas estructuras del monasterio cisterciense siempre estuvo presente en los Jordana que sólo las adaptaron en lugar de demolerlas, como hicieron otros propietarios.