Con este audiovisual desde la Asociación Monasterio Santa Fe de la Huerva, hemos intentado establecer un marco que nos permita situar históricamente los bienes muebles que atesoró el monasterio de Santa Fe hasta el momento de la Desamortización de 1835 cuando, a partir de esos años, casi todos ellos se vieron envueltos por un fatal proceso de dispersión y destrucción hasta el día de hoy.
Es un hecho incontestable que el espíritu y las reglas o costumbres de cada congregación monástica, como la orden cisterciense en el caso de Santa Fe, determinaron las características materiales de los monasterios en los que habitaban sus monjes. Por tanto, al hablar de patrimonio mueble o de los bienes muebles perdidos y dispersos del monasterio de Santa Fe hemos de hacer referencia a tres aspectos profundamente unidos en la realidad pero que diferenciamos en aras de una mejor explicación:
En primer lugar, hemos de referirnos a una serie de modelos arquitectónicos específicos acordes a las distintas órdenes religiosas con el establecimiento de determinados espacios de la “vida reglar” (iglesia, capítulo, coro, refectorio y dormitorio), o de la vida laboral cotidiana (cilla, cocina, scriptorium, calefactorium, biblioteca, letrinas…). Siempre articulados en torno a un claustro como eje fundamental. La orden cisterciense creó de esta manera un modelo arquitectónico prototípico, fácilmente reconocible en cualquier monasterio en Europa.
En segundo lugar hemos de señalar un patrimonio intangible constituido por los tiempos litúrgicos, divididos en ciclos anuales (Adviento, Pascua de Navidad, Cuaresma, Semana de Pasión y Semana Santa, Pascua de Resurrección, Pentecostés y el Tiempo Ordinario) y ciclos diarios: liturgia de las Horas (Maitines, Laudas, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas). La música y el Canto, como acompañamiento de la liturgia, dan origen a un conjunto de partituras y cantorales que, junto con los instrumentos musicales, forman parte de la rica cultura monástica.
Por último, hemos de referirnos a un vasto conjunto de bienes muebles relacionados con cada uso y función litúrgica (sillerías corales, facistoles, tenebrarios, retablos, ropa y ajuares litúrgicos, imaginería, pintura, mobiliario litúrgico, orfebrería, beatos, cantorales…), con la vida devocional (vitrinas, pequeños altares devocionales, relicarios, canastillas místicas…) y con la vida cotidiana ( utillaje de cocina, de labores artesanales, de labores agropecuarias, objetos de botica…), además de un gran acervo cultural conservado en sus archivos y bibliotecas.
Según la Comisión Artística de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, en 1836 no quedaba en el ex-monasterio de Santa Fe ningún libro y pocos cuadros de ninguno o poco mérito. Unos años después, en 1842, la comisión precisaba que en el suprimido Colegio de San Pedro Nolasco se hallaba almacenado un rollo con 8 cuadros estropeados procedentes del ex-monasterio de Santa Fe. Parecía que aquellos lienzos eran los únicos materiales que habían quedado en el ex monasterio. Sin embargo, en 1866 ingresaron en el Archivo Histórico Nacional de Madrid unos pocos libros y documentos de archivo de los últimos años de vida del monasterio. Estos documentos, procedían de las oficinas de desamortización, que los habían incautado para concretar la propiedad de los bienes a subastar. Por suerte, no fue la única institución que pudo guardar materiales de los monasterios suprimidos antes de que se realizaran los inventarios de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis en 1836.
Desde nuestra asociación queremos seguir contribuyendo a la recuperación de este legado histórico y continuar trabajando en la identificación, catalogación, estudio y restauración de numerosos bienes patrimoniales procedentes del monasterio de Santa Fe. Tal vez en un futuro podrían reunirse estas piezas en el monasterio para su presentación temporal al público. Hasta entonces continuaremos en nuestro empeño por concienciar sobre el profundo valor histórico y artístico del monasterio de Santa Fe y de todos los bienes -muebles e inmuebles- que lo integran.
Esperamos que todo lo señalado sirva como acicate para que las iniciativas ciudadanas, propietarios e instituciones públicas o privadas y autoridades políticas competentes lleguen a un acuerdo para su recuperación, conservación y gestión para que en un futuro no muy lejano pueda llegar a restaurarse para disfrute y aprovechamiento de todos.